La máquina de mezclar colores

Una forma muy sencilla de enseñar a los niños pequeños los colores primarios, secundarios y terciarios. Es decir, todos los colores que pueden salir de la mezcla de unos y otros. Normalmente el resultado final suele ser el marrón sucio. Pero hasta que se llega a él, el pequeño ha estado experimentando y saltando de un color a otro muy entretenido.
Tan sólo necesitamos colorantes alimentarios y un montón de vasos de plástico transparente. Metemos al niño en la bañera para evitar desastres y le facilitamos un vaso lleno de agua y colorante amarillo, otro con colorante azul y el último con colorante amarillo. Le pedimos que mezcle los líquidos en otro vaso de plástico vacío. Y, a raíz de los nuevos colores obtenidos (verde, naranja y violeta) y los que ya teníamos le animamos a hacer sus propias mezclas para crear diferentes tonalidades.
Este truco también sirve para hacer más divertida la hora del baño. El único inconveniente es que hay que tener los productos de limpieza a manos porque cuando saquemos al chiquillo de la bañera habrá que quitar los restos del colorante del esmalte.
Otro método más simple todavía, y más limpio, se basaría en mezclar los tonos superponiendo papeles celofán de diferentes colores.